viernes, 21 de febrero de 2014
El club de los poetas muertos (II): educación personalizada
Sus errores ocurren porque no tiene en cuenta cómo es cada alumno por separado, porque adquiere un gran protagonismo como profesor y porque desprestigia todo lo precedente.
"Carpe diem", es el lema que enseña a sus alumnos. Este lema les lleva a tener valor pero de una forma equivocada, es decir, sin tener en cuenta las consecuencias futuras. Es posible que el profesor, como adulto, pudiera asumir este lema y que eso le ayudara a vivir el momento; sin embargo, los alumnos por ser unos jóvenes idealistas asumen este lema de una forma imprudente. Empiezan a limitarse a vivir el momento actual y a hacer en ese momento lo que más les gusta.
El profesor no se da cuenta de que, en la educación, es esencial enseñarle al educando de acuerdo con su forma de ser, de forma individualizada. Y, aunque, se empeña como ningún otro profesor en sacar lo mejor de cada uno, se le olvidan las diferencias individuales, se le olvida la personalidad: debió tener en cuenta que el alumno que era más rebelde (el que lleva a las chicas a la reunión) quizá no necesitaba un aliento de inconformismo y que la situación de inconformismo le llevaría a Neil, el cual tenía una sensibilidad artista, a un conflicto con su padres (conflicto que pondría en contraposición aquello que más le gustaba pintar- con aquel a quien tanto quería -su padre-, lo que al final le lleva al suicidio).
Además el papel del profesor en la educación debe centrarse exclusivamente en el alumno y no dejar una huella personal. Es decir, el profesor debe marcar al alumno, en el sentido de que será alguien que el alumno recuerde porque le ha ayudado a mejorar. Sin embargo, esa huella no debe ser personal ya que el profesor le ayuda a mejorar de acuerdo con su forma de ser y características pero no según unos principios personales. Esto es algo que se echa en falta en la película.
El protagonista termina siendo el profesor Keaning. ¿Y, por qué ocurre esto? Porque, de una forma u otra, al desprestigiar al sistema les hace ver que el que “tiene razón”, el que les va a ayudar a mejorar, a aprender, es él mismo (según sus principios: carpe diem, inconformismo…) y aunque claramente son ellos los protagonistas, la huella del profesor Keating tiene nombre y unos principios personales que no terminan adecuándose a la personalidad y forma de ser de cada alumno. Es cierto que al final, los educandos cambian su actitud hacia la poesía. Y en eso consiste la educación: un cambio de actitud o de comportamiento. Sin embargo, quizá esa arrogancia contra el sistema pre-establecido, quizá una falta de sensibilidad frente a los alumnos que tenía delante, hizo que la historia terminara en el trágico suceso.
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Estoy de acuerdo con promover una atención individualizada. Pero la realidad hoy día es que en una hora que tienes de clase, tienes que atender a la clase globalmente. Y, es muy dificil prestar una atención individualizada. Puedes intentar cenrarte en unos unos días y en otros otros, pero hacer algo individualizado requiere por lo menos dos profesores en un aula. Uno que imparta la clase normal y el otro que ayude a los estudiantes.
ResponderEliminarEs verdad, y quizá el post pueda resultar, en este sentido, un poco idealista. Sin embargo, me parece que quizá esta atención personalizada pueda darse en las tutorías individuales con el profesor encargado de curso.
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