Enseñar, concepto incluido en la educación pero que no agota su contenido, consiste en ayudar a los alumnos, guiarles en la apasionante trayectoria del conocimiento. Conocer, aprender, implica una inmersión en el mundo del conocimiento y por tanto de la cultura y de la sociedad. Sin embargo, creo que nunca se puede desligar enseñanza y educación; pues todo profesor educa. Educa con su forma de ser, con su forma de tratar a sus alumnos, por su forma de dirigirse a ellos, en su manera de exigirles, en su manera de plantearles nuevos y amplios panoramas....
(foto del El Club de los Poetas Muertos)
Aprender es la respuesta del alumno que asimila esos conocimientos, que se ve inmerso en su cultura y en los descubrimientos de aquellos hombres que le precedieron. Aprender te ayuda a ver la realidad de otra manera, te ayuda a entender y te ayuda a tomar decisiones más certeras y adecuadas.
Considero que es necesario que los alumnos aprendan conocimientos que les ayuden a formarse una identidad: saber de dónde vienen, conocer sus antepasados culturales, etc. Es necesario que aprendan, también, conocimientos útiles que ayuden a formar una sociedad mejor y que les ayuden a lo largo de su vida (matemáticas, conocimiento del medio...). Finalmente son esenciales los conocimientos que ordenan el pensamiento, que ordenan la propia cabeza, como lo hace el estudio del lenguaje y de la filosofía.
Si adquieren estos conocimientos, al finalizar el curso sabrán tomar decisiones fundamentadas, colaborar en el desarrollo de la sociedad, en el desarrollo intelectual gracias a unas ideas sólidas y podrán desenvolverse de forma efectiva en su vida social, entre otros. Para ello, es necesario plantear actividades variadas, que permitan integrar y asimilar los conocimientos (vídeos, redacciones, ensayos, lectura de libros, breves anécdotas...) sin olvidar, en ningún momento, que el esfuerzo del alumno es imprescindible para aprender.
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